sábado, 26 de noviembre de 2011

Webvan, un fracaso evitable.


 En este nuevo post, vamos a volver a analizar un gran proyecto en la Red que acabó fracasando estrepitosamente. Se trata de Webvan. Webvan nace como el supermercado del siglo XXI, capaz de entregar la compra hecha por internet en 30 minutos.

Su expansión fue meteórica y descontrolada. Con el padrinazgo de algunos de los más célebres inversores de Internet, Webvan llegó a estar presente en 26 ciudades. En el día de su salida a Bolsa, en noviembre de 1999, sus títulos alcanzaron los 34 dólares y la compañía se embolsó la nada despreciable cifra de 375 millones de dólares. Sus ingresos llegaron a representar el 46% de todos los del sector.

Un año y medio después, en su último día en el Nasdaq, y después de intentar infructuosamente un reverse split de una acción nueva por cada 25 antiguas (la operación fue aprobada por los accionistas, aunque no pudo ser ejecutada), los títulos cerraron a 6 centavos de dólar. Y es que si su cuenta de ingresos relucía, aún lo hacía más la de gastos. En el primer trimestre de 2001, Webvan tuvo pérdidas por valor de 217 millones de dólares. En esas fechas, el agujero acumulado en su cuenta de resultados se elevaba a 830 millones de dólares. Los números no salían y los clientes, aunque enormemente satisfechos (alababan la rapidez de la entrega y la calidad de sus productos perecederos), no eran suficientes. En la zona de la Bahía de San Francisco y el condado de Orange, donde la penetración de Internet y por tanto la densidad de clientes eran mayores, la rentabilidad llegó a rozarse con los dedos.

La opulencia siempre fue un rasgo de este peculiar cibertendero. El acuerdo con la constructora Bechtel, de la que habrían de nacer sus afamados almacenes, se cifró en 1.000 millones de dólares. Lo que en un principio eran entregas de alimentos pronto se extendieron, muy al estilo Kozmo.com, otro conocido difunto del sector, a otros productos como libros, PDAs, cámaras de vídeo o camisetas. El antiguo CEO de Webvan, que saltó al agua unos meses antes de que se hundiera el barco, jugó durante tiempo con la idea de vender sus servicios de distribución a terceros.

Las arcas se han quedado vacías. Todo el dinero de Webvan (1.200 millones de dólares de financiación y una exitosa salida a Bolsa) se fue por el desagüe como consecuencia de unos ambiciosos planes de inversión y de los elevados costes de mantenimiento de unos modernos almacenes que hasta su cierre definitivo operaban por debajo de su umbral de rentabilidad y a años luz de capacidad máxima.

La caída de Webvan ejemplifica las dificultades que encuentran las compañías puramente online para desplazar a las tiendas de ladrillo de las preferencias de los usuarios. Más aún en el caso del sector de la distribución, donde la vinculación del cliente con su proveedor es muy estrecha. 

En la actualidad el dominio webvan.com es parte de amazon.com y de su proyecto para vender alimentos por internet que en la actualidad ya funciona en Seattle mediante Amazon fresh. 

Javier Pallardó Benavent

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